La experiencia del flujo tiene una motivación enteramente intrínseca, y ocurre independientemente de la meta (esta se puede alcanzar, pero no porque la intención del actor sea su logro). El individuo solamente se concentra en lo que hace por el placer que obtiene con tal ejecución.
La teoría de flujo propuesta por Mihaly Csikszentmihalyi establece, entre otras cosas, una relación entre las propias habilidades y el desafío de la tarea, que puede conducir a un estado que Csikszentmihalyi llama flujo, un estado que podría llamarse también plenitud. Véase gráfica inferior.

Como puede apreciarse, estar en nuestra mayor habilidad y con un desafío importante permite el estado de fluidez. Lo anterior resulta importante para potenciar el trabajo creativo. Sirve además para clarificar algunas concepciones en donde algunas personas afirman que sólo bajo situaciones de presión crean. Quizá, ese estado de ansiedad o de estrés o de presión, es en realidad un estado que luego conducirá a la activación y posteriormente a la creatividad. Tal vez podemos afirmar que en tales casos aparece un desafío importante que pone nuestras capacidades al máximo, al entrar en juego nuestras habilidades tomamos cierto control de la situación y la ansiedad desaparece para finalmente entrar en un estado de fluidez... quizá.
Según Csikszentmihalyi, los componentes de una experiencia de flujo son los siguientes:
- Objetivos claros (las expectativas y normas se pueden percibir y los objetivos son alcanzables apropiadamente con el conjunto de habilidades y destrezas).
- Concentración y enfoque, un alto grado de concentración en un limitado campo de atención (una persona relacionada con una única actividad tendrá la oportunidad para enfocar y profundizar en el asunto).
- Retroalimentación directa e inmediata (éxitos y fallos en el curso de la actividad son obvios, así el comportamiento puede ser ajustado como se necesite).
- Equilibrio entre el nivel de habilidad y el desafío (la actividad no es ni demasiado fácil ni demasiado complicada).
- La actividad es intrínsecamente gratificante, así no se nota el esfuerzo cuando se ejecuta.
- Una pérdida del sentimiento de autoconocimiento, la fusión entre acción y conciencia.
- Distorsión del sentido del tiempo, se altera la percepción subjetiva de la experiencia temporal.
- Un sentimiento de control personal sobre la situación o actividad.
- Cuando se está en el estado de flujo, las personas llegan a estar absorbidas en sus actividades, y el foco de conciencia se reduce a la actividad misma, acción y conciencia se fusionan (Csikszentmihalyi, 1975. p.72).
La experiencia del flujo requiere de la existencia de una tarea que tenga una buena dosis de desafío, que reclame la puesta en práctica de las competencias y habilidades del individuo.
La experiencia del flujo, en consecuencia, es más intensa cuando el desafío es mayor y las competencias necesarias para abordarlos son mayores. La relación entre desafío de la tarea y competencias del individuo, además de producir la experiencia del flujo (cuando hay elevadas competencias para tareas altamente desafiantes), puede producir otros resultados cuando desafíos y competencias no se corresponden. Así, Una baja competencia (pocas habilidades) frente a tareas moderadamente desafiantes produce preocupación. Una baja competencia frente a tareas muy desafiantes provoca ansiedad. Una elevada competencia frente a tareas escasamente desafiantes causa aburrimiento. Y, finalmente, una baja competencia frente a tareas escasamente desafiantes conduce a la apatía.
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